La "Loca" de la biblioteca

Los últimos días que estuve de exámenes los pasé en la biblioteca, ya que así estaba segura que a cada cuarto de hora no me levantaría para mirar la nevera (por si cabía la posibilidad de que se llenase sola) o para distraerme con cualquier cosa que se me pusiera delante.
Pero a pesar de mis intentos, mi plan de estudio se fue por la borda cuando apareció “La loca de la Biblioteca”.

Ya me habían contado las cosas que hacía esta mujer…pero no pensaba que llegara a (reírme) tanto.
Yo no me enteré hasta que me dijeron que era ella. Aunque no faltó mucho tiempo para que se diera a conocer por ella misma.
A simple vista es una mujer normal, de unos treintaimuchos años, bien vestida, con su botellita de agua y otros tres botes de rara composición, y como es lo normal en cualquier biblioteca, aplicada en sus apuntes.

Pero escondía algo más.

Durante el tiempo que estuvo en la biblioteca no paso desapercibida, sus caminatas por la biblioteca, sus llantos fingidos mientras se dirigía hacia baño y la alegría rebosante que desprendía cuando volvía a su asiento desveló a más de uno, ya fuera del sueño o del estudió. Hasta las conversaciones con su compañero imaginario no tenían desperdicio
Pero con cada nueva hazaña la gente perdía ya el interés en ella. Hasta que decidió que era el momento de irse.
Recogió todas sus cosas y sin cortarse…

Pffshhhh, pfffsshhh….

Saco un ambientador líquido de pino y junto a su botellita de agua fue mezclando los dos líquidos en el potecito que tenía encima de la mesa. Una vez vio que ya podía servir, empezó por airear el lugar. Primero por su alrededor, con pequeñas vueltas y piruetas el spray soltaba pequeñas gotitas de agua y pino por toda la biblioteca, luego se dirigió hacia la mesa, donde había estado ella, y la empezó a limpiar usando un post-it como papel para secar lo mojado (no, y aunque ella creía que si, no secaba nada) y por último decidió que aquél lugar no sería el único sitio con olor a pino, así que levanto los brazos y…

PPfffhhhhh Pfsssshhhhhh.

Y se fue tan a gusto.