viernes, agosto 20, 2010

Suerte que no se me olvida la cabeza

Con la búsqueda de trabajo, el trabajo, las vacaciones… se me han escapado cosas que quería contar. Una de las cosas es que gracias a Trnd y Dr. Oetker, pude probar las pizzas Ristorante.




Estas son las primeras que probamos

Me enviaron a casa 5 cupones para canjearlos por cualquiera de las diez variedades de Pizza Risorante, más 20 vales de descuento para amigos y diez blocs de nota magnéticos para la nevera.



Todo aquél que lo ve quiere llevarse uno. A mí me encantan.



Las que escogí y pude degustar a través de los cupones fueron la Pizza Mozzarella, Prosciutto (las clásicas son las que más me gustan) Quattro Formaggi (mmmm, buenísima me encantó), Pollo y Spinaci (esta no tanto, jajaja).

No había comprado nunca pizzas congeladas, ni tampoco en casa comíamos, así que fue nuevo para nosotros. Y nos gustó mucho. Se hacen en poco tiempo y te quitan del apuro el día que no sabes qué hacer para comer o cenar. Y están muy buenas, yo ya he repetido con más de una.

Otra de las cosas, es que en día 10 de este mes de agosto el blog pasó de tener nada más y nada menos que…




¡¡¡¡Cuatro añazos!!!!

Y me siento como si fuese ayer cuando lo cree y decidí ponerme a escribir tontadas. Todavía hay días que no tengo ni idea de lo qué escribir, que me cuesta empezar, que escribo un montón de tonterías. En algunos momentos en los que pase tiempo sin escribir, pensaba que era mejor dejarlo. Sin embargo cada nuevo post me hace ilusión publicarlo, jajaja. Y aquí sigue :) Gracias a los que habéis estado y estáis ahí detrás de la pantalla leyendo las cosas que cuento y los comentarios que me dejáis que me hacen mucha ilusión.
Ayyyy!!! Justo ahora estoy pensado que mi primer post (no los leáis por favor, jajaja) fue en el mismo sitio donde estoy sentada y de noche, como ahora. Si no me he movido y ya han pasado cuatro años!!!!

En fin que estoy muy contenta de este blog que formé y que poco a poco, también lo habéis ido formado vosotros.

¡¡¡¡Un besote!!!!

MmMmM… me voy a dormir que mi cuerpo no puede más. Y mañana es mi último día como cajera.

SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII


PD: Cuando quedan meses para el cumpleblog siempre pienso en hacer alguna cosa para este día, contestar preguntas, preparar alguna chorrada, pero siempre se me pasa. Sí, soy (todavía no) una copiona, porque algunos lo hacéis, pero me encantan estas cosas. Así que no se, si queréis darme alguna idea (jajajaja que morro tengo) o ya pensaré para el año que viene alguna cosa.

miércoles, agosto 18, 2010

Historias de cajera (II)

Ya me queda menos. Dos días y acabaré con este trabajo. Qué bien me siento al pensar que hoy es mi día de fiesta, que voy a poder hacer lo que quiera sin estar pendiente del reloj. Y después, dos días y ya está. Parece que desde que di la carta de mi despido voluntario los días pasan mejor, por la costumbre o saber que ya me queda nada para salir de ahí.
Cada día pasa algo, ya sea alguna anécdota con los clientes o la mala organización de la empresa, esperas para pasar el código…



Los días que tengo ganas escribo algunas de las cosas que me han sorprendido o me han pasado con los clientes.
Es increíble lo que se ve de cara al público.

Una de las anécdotas que tengo escrita es de un día que vino una madre con su hijo a comprar una planta. Una vez paso el código, la señora me pregunta si tengo celo para quitar el precio de la maceta. Le digo que no, que en la caja no hay.
(Inciso: en la empresa donde estoy son tan miserables que no dan ni una botella de agua para el empleado, ni aún con un horario de nueve horas, por lo que tener celo en caja es impensable). A lo que la señora, medio enfadada me dice con cara de “chica tu eres tonta y no te enteras” ¿Cómo que no hay celo en la caja para quitar el precio?, pero bueno, es la primera vez que lo oigo. ¿Y cómo quito yo ahora el precio? Sabes, esto es para regalar, ¿tú crees que yo lo voy a llevar con el precio puesto? *A ver señora, a mi lo que haga con la planta me importa una mie***, pues si no hay celo lo arranca con los dientes.
Pues no hay celo en ninguna caja.
Mientras tanto el hijo le dice a su madre que ya intentará quitarlo con la uña. Pero la mujer no, ella seguía diciendo que era increíble como una cajera no tenía celo para quitar los precios de los productos, y que fuese yo la que lo quitase.
*Si quiere vaya al pasillo donde hay celo, lo compra, lo guarda en el bolso y así podrá quitar todos los precios que le de la gana. (Inciso: Sé que hay tiendas que si tienen celo y que envuelven con papel de regalo, pero en donde estoy yo no. Aún gracias de que en la caja que nos toque funcione la pistola de marcar precios y los clientes no tengan que levantar grandes pesos del carro)
Parece una tontería, pero la mala gana que se te pone no te la quita nadie.

También (pocas, pero algunas vez) hay historias graciosas.
Unas de ellas fue un día que vino una madre con su hija de unos 4 o 5 años, muy espabilada ella. A mí me había tocado una caja que no funcionaba la cinta (malo), con lo que a los clientes les tenía que pedir que me ayudaran a acercarme la compra. Cuando se lo digo a la madre, ella me va ayudando, pero la hija se queda delante mío mirándome fijamente. A lo que suelta: ¿No te da vergüenza?

La miro, sin entender nada y le pregunto qué es lo que me tiene que dar vergüenza.
¿No te da vergüenza ser la única a la que no le va la cinta de la compra?
¿Eeeeeeehqué? Jajajajaja, no sé si me reí por lo cansada que estaba de que todo fuese mal, porque hasta la niña se dio cuenta de que aquello no era normal o no sé. Pero en ese momento me hizo mucha gracia. *Que razón tiene la niña, pero vergüenza a mí no me da ninguna, esa es la imagen que da la empresa, yo no, aunque no se vea así. Más vergüenza me da hacer esperar a los clientes por una tontada como que el código no esté actualizado o que no me cojan el teléfono en atención al cliente y después digan que el cliente es lo primero, que hay que ser amables, positivos, blablabla. Son los primeros que no los cumplen, no les importa nada y bien lo demuestran. Eso sí me da vergüenza.
¡Pero cállate la boca! - le decía la madre – que no es culpa suya. Pero la niña ahí seguía con la duda.

Qué ganas de que sea sábadoooooooooooooooooooooooooooooo.



*Esto es lo que pensaba mi cerebro, pero que no llego a salir de mi boca.

martes, agosto 03, 2010

Historias de una cajera (I)

Desde el primer sábado del mes de julio, no me han faltado anécdotas que contar durante la cena.
Al entrar a trabajar pase una semana con una compañera, bastante borde, que me tenía que enseñar como iba la caja. A duras penas me enteraba, ya que ni se preocupaba por saber si lo había entendido. Iba muy rápido, y algunas veces no sé ni lo que me contaba. Cuando te den la tarjeta le das a la tecla tal, marca número tal, le das a código y luego si. No tenía tiempo ni de mirar y ya había pasado a otro cliente… Y aunque le volviese a preguntar me lo explicaba igual de mal. Y después de la explicación, no faltaba su: “Que buena que soy, soy la mejor explicando” El primer día pasó, pero el segundo ya le hice saber que no explicaba bien. Ahora ni me saluda, bueno, si ella es feliz pensando que sí, no le voy a quitar la ilusión.

Todo esto que he explicado, según mi jefa, era el cursillo que les daban a las cajeras para empezar a trabajar. En la entrevista de trabajo, no se olvido de decirme que era muy costoso para la empresa (¿el qué?, ¿el cursillo? ¿Qué cursillo?) y que por esa razón, esperaba encontrar a personas que cumpliesen con todo su contrato.
Yo ya le dije que estudiaba, y que en setiembre empezaba el curso, pero que si se me facilitaba el horario yo seguiría.

A esto, me contó lo que pasó con una chica que trabajaba con en la empresa, la chica encontró un nuevo trabajo y decidió dejarlos, a medio contrato. Después de un tiempo, volvió a pedir que la contrataran y, concretamente la jefa le dijo que no, que ya les había dejado plantados una vez y que ya nunca más podría trabajar allí.
Me pareció muy fuerte que el día que me iban a contratar me soltara todo eso, ¿qué pretende? Pero no le di mucha importancia, yo ya tenía claro que si tenía algún problema ese trabajo me iba a importar muy poco, el curso no me lo voy a saltar.

Después me dijo que no quería que yo, a mitad de setiembre, les dijese que me iba. Que ella sentiría vergüenza de contratar a alguien para medio mes. Eso si el contrato en un principio era hasta setiembre y ahora está hasta octubre.

Después de todo esto no me fui muy contenta para casa, ¿para qué me dice todo esto?, ¿intenta que me sienta mal por algo? Sé que no es el trabajo de mi vida, en absoluto, solo quiero ganar algún dinero durante el verano, nada más, además no creo que quiera volver a pedir trabajo allí, desde el primer día que me quedé sola no me gusta nada. Así que ¿Por qué me tendría que sentir mal si les dijo que lo dejo? Estoy en todo mi derecho. Y estoy a punto de hacerlo.

El primer día que estuve sola fue un sábado, ese día me tocaba estar 9 horas, que después pasaron a ser 11 horas, dos sin constar como trabajadas.
Ese día creo que me pasó de todo, tenía problemas para pasar descuentos (en el “cursillo” no se enseñaba todo, sino lo que iba ocurriendo con el cliente, si te pagaban con tarjeta, te enseñaban la tarjeta, si pasaba un cheque regalo, te enseñaban a pasarlo, pero otras muchas cosas ni se preocupaban por enseñarlas), aunque llamaba para pedir ayuda, no venían y si lo hacían podían tardar unos 30 minutos, cosa que durante todo ese tiempo el cliente ya había tenido tiempo de meterme bronca, de decir que todo lo que se hacía mal era por mi culpa, de dejar toda la compra y de irse, mientras chillaba que toda la culpa era solo mía. Los precios de algunos productos estaban mal, en el envase había un precio más barato que en lo que marcaba la máquina. Llamaba, pero ni caso. Con un cliente se me pasó, y no me di cuenta que un producto que él había comprado era de 7.70 (por ejemplo) y en la máquina me salió a 7.80. Al salir de la tienda se dio cuenta y fue a buscarme en la caja gritando que le había cobrado de más y que le tenía que devolver el dinero (por supuesto que se lo tenía que devolver). El problema es que yo no puedo hacerlo, tiene que ir a atención al cliente y allí si se lo harán. No pongo normas, ni precio ni soy nada allí, pero el cliente se la tomo conmigo (otro más de los muchos) por la mala organización de la empresa. No le daba la gana de ir a atención al cliente, se lo tenía que devolver yo y no se iba a ir. Imaginad el panorama.

Todo el día así, los código estaban mal y me lo detectaba como inexistente, otros productos no llevaban código y tenia que llamar para que me lo trajeran (llamar = pasar del empleado en su propia cara), otros estaban rotos… Solo falto la rematada final, después de estar un montón de horas, llegó mi hora de cerrar. Pongo un cartel conforme la caja esta cerrada y tienen que ir a otra. Pues a uno no le dio la gana y dijo que por las pocas cosas que llevaba no se iba a mover de la caja (que no es que estuviese haciendo cola y después de un buen rato yole dijese que él no pasaba, sino que ya estaba cobrando al último y el se metió en la caja, al ver que era la que no tenía cola).

Imaginad el día, el primer día que tuve. Llegué a casa cansadísima, con todo el estrés de quejas de clientes y del mal funcionamiento de la empresa, con la rabia de ver como los coordinadores pasaban de los empleados y a la vez también pasaban de los clientes. Después toda la culpa la tienes tú, el empleado. No pude más y estallé. Ese día ya decidí que me quería ir. Sólo quería un trabajo para verano y pasó a ser un infierno para mí.

Y luego me venía a la cabeza la charla de la jefa, cosa que para mi sonaba como una amenaza.
Ahora ya hace un mes que estoy allí, ni me lo creo. Pero no voy a aguantar otro más con lo mismo. No sé si por suerte o por desgracia, ya me voy acostumbrando a todo lo que pasa, intento salirme como puedo y dejar bien al cliente, pero ya no me afecta nada de lo que pueda pasar. El viernes entregaré una carta diciendo que dentro de 15 días me voy y que sea lo que sea.

No pierdo nada, desde hace dos años tengo trabajo, no es gran cosa, 3 o 4 días al mes, pero algo es algo, me lo paso bien y el ambiente es increíble. Sobre todo cuando se juntan los del Barça y los del Madrid ;) jajajajaja. Ahora podré trabajar dos días de setiembre, que por el trabajo de cajera me los tenía que saltar, tendré tres semanas de vacaciones antes de empezar el curso y lo más importante, no me levantaré cada día asqueada, pensando en lo que me espera en el trabajo.
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