Tuve la gran suerte de conocerte, de encontrarte allí donde quise empezar algo nuevo para mí. Estoy segura que creíste en mi nada más entrar por la puerta. Y así lo demostraste cada día que iba. No puedo creer que te hayas ido.
Dejé las clases de patinaje durante unos meses sin decir nada, y cuando volví me dijiste: “Sé que no debería decirlo, pero me ha gustado verte hoy”. Después ya no pude compaginarlo y debe hacer un año que ya no vuelvo.
Qué feliz me hicieron y que duro se me hace ahora escribirlo.
Me quedo en deuda contigo, me queda decirte: “A mí también me gusto verte, eres lo mejor de la semana”. Con tu humor, con tu vitalidad, con tu implicación, con las bromas al principio y final de clase
Me duele pensar que se me ha ido una de las pocas personas realmente grandes que voy a conocer en toda la vida. Realmente hay pocas como tú.
Un universo espejo explicaría la materia oscura
Hace 14 horas