Hace una semana que he acabado los primeros exámenes de la carrera. Y me han ido bien :) (menudo cambio con el colegio anterior, ni punto de comparación en nada). Después de los exámenes nos dan una semana de vacaciones (esta pasada). Me encanta la universidad. Jajajaja.
Pero no creáis que he estado de panching todo este tiempo, eh? (aunque los que sí lo creéis no vais por mal camino).
Me he apuntado… chan, chan, chan. A la Autoescuela. Ueeeeee, plas,plas,plas.
A ver si este verano ya puedo conducir algo durante las vacaciones. Así mi padre ya no nos mirará con cara de “no me creo que te vayas a sacar el carnet…”. Bueno, a mi no, a mi hermana sí. Jeje.
De momento sólo llevo una semana estudiando la teoría. Por lo que para las prácticas todavía me queda. Aunque por mi cuenta ya he hecho algunos pinitos. Jajajajaja.
El primer día fue en el parking del coche, aprender el juego de los pedales, las marchas y las luces. Acelerar, frenar, marcha atrás, embragar, desembragar... Aggh, que dolor de cabeza me da el embrague. Tres veces se me caló la primera vez.
Después ya he ido avanzando y desaparqué (eso sí, el día que no había ningún coche a los lados) y di la vuelta por tres columnas, la primera casi me la como (lo malo es que yo ni la vi) y las otras dos más o menos (más menos que más) bien.
Y ayer fue la última, nos fuimos a un pueblo de Barcelona y en el aparcamiento del restaurante (era al aire libre, de eso que no es ni aparcamiento, un descampado) salí, di media vuelta y rodeé unos cuantos coches, hasta la salida. ¡Qué emoción! (Jajajajaja, que queréis, son mis primeros días, no llego a más).
Eso sí, me da un miedo salir a la carretera. Ahora empiezo a controlar los pedales, pero si estoy atenta a ellos, no puedo estarlo del volante, de las señales, de las columnas…
Os saluda, el nuevo peligro de la carretera.
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Hace 14 horas